lunes, 2 de julio de 2012

PIDIÓ PAZ UN PUEBLO ACRIBILLADO

PIDIÓ PAZ UN PUEBLO ACRIBILLADO
Autor: José Luis Avendaño Montesinos

Cansado de llorar un pueblo acuchillado Y destrozado
Pidió paz a un atroz y cruel tirano,



Hincado de rodillas rogó que no violaran A sus hijas
Rogaba vida para el hijo de la hija O sea su nieto para el hijo propio y el ajeno

En toda trinchera y en todo terreno
Al alba cada día suplicaba en vano Que detuviera su sangrienta mano
Y en el ocaso el pueblo Lamentaba su fracaso


El tirano borracho de lisonjas de vasallos Traidores a su ser
Embriagado por los medios con sus loas aberrantes y traidoras Se sintió en su pobre mente el césar o el amanecer
De un arquetípico Tlatoani o un sagrado coralillo
Murmuraba un frío yo quiero Ser el ángel del Edén
Disfrazando su desdén con tambores elocuentes
de fuerte y de marcial vaivén


Con mil palabras encubiertas en verdades a pedazos
De muchos dolores hipócritas, Cobijado en la bandera
Del pirata agazapado Que fabrica todo fraude electoral
Y chapucero Parodiando un acto justiciero
Con el oro y el papel


La gente ausente de comida, de trabajo y de justicia
Como todo inocente liquidado lloraba en tono bajo en cada esquina
Porque no es de hombres llorar en tono alto a una actividad mezquina

y Criminal en contra de lo santo
porque santa es la sangre del humano
y vil la del que sin serlo se convierte en bestia


El tirano jamás combatió en esa guerra en carne propia
Solo peleaba en carne ajena, como el cobarde que era
jamás a un hijo le mataron, Ninguna de sus hijas fue violada, ninguno de sus hijos jamás fue ahorcado
En cambio el pobre pueblo marginado fue asesinado, fue castrado y fue colgado
Pero siempre hay un final en todo ciclo en que todo lo que ha empezado a de acabar


Llega el día en que al perro que devora huevos de los nidos le queman el hocico
con un poco de ese humor negro
puedo decir que en este caso a este cínico tirano,

un ángel obscuro lo condenó entre los vivos
a pagar como todo tirano y bandolero a enfrentar el repudio de la gente y después el juicio permanente


De la historia inclemente
Sufrió la mancha eterna a su apellido
Manchando de excremento a sus hijos
Y a los nietos de sus nietos
Jamás encontró la paz que destrozó de un pueblo lastimado
Su tumba tenían que limpiarla De la ofensa de cada ciudadano
Que tanto pidió paz y que Como ofrenda
le pintaba cada noche y cada día


como tributo funerario a este falso libertario
Y la paz se extendió sobre la ciudad y sobre el campo
Y el de la selva lanzo su alegre canto
Y la estrella alumbró la aurora con su destello
Con su encanto
Y la luna seducida por tanta paz alumbró a los poetas
Y de los ojos borró todos los llantos

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