miércoles, 14 de septiembre de 2011

PIDIÓ PAZ UN PUEBLO ACRIBILLADO poema de jose luis avendaño Montesinos





PIDIÓ PAZ UN PUEBLO ACRIBILLADO



Cansado de llorar un pueblo acuchillado Y destrozado
Pidió paz a un atroz y cruel tirano, Hincado de rodillas rogó que no violaran A sus hijas
Rogaba vida para el hijo de la hija O sea su nieto para el hijo propio y el ajeno En toda trinchera y en todo terreno

Al alba cada día suplicaba en vano Que detuviera su sangrienta mano
Y en el ocaso el pueblo Lamentaba su fracaso
El tirano borracho de lisonjas de vasallos Traidores a su ser
Embriagado  por los medios con sus loas aberrantes y traidoras Se sintió en su pobre mente el césar o el amanecer
De un arquetípico Tlatoani o un sagrado coralillo
Murmuraba un frío yo quiero Ser el ángel del Edén
Disfrazando su  desdén con tambores elocuentes
de fuerte y de marcial vaivén
Con mil palabras encubiertas en verdades a pedazos
De muchos dolores hipócritas, Cobijado en la bandera
Del pirata agazapado Que fabrica todo fraude electoral
Y chapucero Parodiando un acto justiciero
Con el oro y el papel

La gente ausente de comida, de trabajo y de justicia
Como todo inocente liquidado lloraba en tono bajo en cada esquina
Porque no es de hombres llorar en tono alto a una actividad mezquina y Criminal en contra de lo santo
porque santa es la sangre del humano
y vil la del que  sin serlo se convierte en bestia

El tirano jamás combatió en esa guerra en carne propia
Solo peleaba en carne ajena, como el cobarde que era
jamás a un hijo le mataron,  Ninguna de sus hijas fue violada, ninguno de sus hijos jamás fue ahorcado
En cambio el pobre pueblo marginado fue asesinado, fue castrado y fue colgado

Pero siempre hay un final en todo ciclo en que todo lo que ha empezado a de acabar
Llega el día en que al perro que devora huevos de los nidos le queman el hocico
con un poco de ese humor negro
puedo decir que en este caso a este cínico tirano, un ángel obscuro lo condenó entre los vivos
a pagar como todo tirano y bandolero a enfrentar el repudio de la gente y después el juicio permanente
De la historia   inclemente
Sufrió la  mancha eterna a su apellido
Manchando de excremento a sus hijos
Y a los nietos de sus nietos
Jamás encontró la paz que destrozó de un pueblo lastimado
Su tumba tenían que limpiarla De la ofensa de cada  ciudadano
Que tanto pidió paz y que Como ofrenda
le pintaba cada noche  y cada día
como tributo funerario a este falso libertario
Y la paz se extendió sobre la ciudad y sobre el campo
Y el de la selva lanzo su alegre canto
Y la estrella alumbró la aurora con su destello
Con su encanto
Y la luna seducida por tanta paz alumbró a los poetas
Y de los ojos borró todos los llantos

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